Algo que odio de las películas creature feature hechas a partir de los 90 es que muchas
degeneraron sus efectos especiales con el abuso de CGI. Nada como la estética visual de la old school: viscosa y orgánica. Simplemente comparen los monstruos de la
bazofia “precuela” The Thing (2011),
con los de la obra de John Carpenter.
Gracias Rob Bottin y Stan Wilson por deleitarnos la pupila creando tanta aversión en este
clásico de terror psicológico y horror.
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